En 2008 conocimos a mucha gente por el camino e incluso fuimos haciendo cuadrilla y al final llegamos un grupo variado de ciclistas. Tardamos 5 días en completarlo. Nuestra sensación una vez allí fue de que estábamos más que preparados y de hecho llegamos a Santiago sobrados de fuerzas. Yo particularmente me quedé con ganas de haberlo hecho entero. Por un lado vi que teníamos suficiente forma física y por otro los chavales con los que terminamos lo habían hecho desde Roncesvalles y me pusieron los dientes largos con las historias que nos contaron. Ahora por fin tengo la sensación de completa satisfacción.

Parece increible lo distinto que ha sido este camino del anterior. En aquella ocasión (finales de agosoto) nos hizo un tiempo fantástico, por las mañanas fresquito y luego nada de calor. No llovió nada. Veíamos gente de todos los lados (los australianos se hacen notar), pero sobre todo coincidimos con españoles, y de hecho hice buenos amigos allí. Resulta que los extranjeros (70% aproximadamente de la gente que hace el camino) temen bastante nuestro sol y van principalmente en abril-mayo-junio, así que esta vez apenas hemos coincidido con españoles (que son mayoría en julio-agosto), era muy habitual estar alojados en un albergue y ser los únicos españoles… Encima ha hecho un tiempo horrible, pues nos ha coincidido la primera semana con el segundo mayo más caluroso en la historia, y luego en la segunda semana de viaje ya en junio, viento por el día y lluvia por las tardes… Vamos que ha sido durillo.

Ya de entrada casi nos quedamos en tierra por que después de haber comprado los billetes del autobús (PLM sucks) el conductor nos dijo que no bastaba con envolver las bicis con plástico normal que tenía que ser con ¡¡plásticos de burbujas!! al final el notas “perdonándonos” la vida nos dejó hacerlo. Joder nunca mais con esta gente, encima de que pagamos 10€ por cada bici. Luego de Navarra a Roncesvalles ni un inconveniente, de hecho las bicis iban sin envolver. Joder que diferencia. El albergue de Roncesvalles bastante bien, pero tienen horario de monasterio de clausura, a las 10 luces fuera (si es casi de días por favor…) y a las 6 de la mañana daban las luces y a las 7 fuera de la habitación!! pero esto que es!!!! Como dice mi buena amiga Sara, parecen más los “Enemigos del camino”…El tema de los albergues da para mucho en el camino, la otra vez no tuve tanto problema. Este año la primera semana semana hemos ido casi siempre a albergues pero la segunda casi siempre a hostales que reservábamos a la hora de comer (ventajas de internet en el móvil). Pernoctar en albergues hace que tengas una experiencia social más enriquecedora, pero te limita mucho en los horarios, es probable que te toque con gente que ronque, y luego es habitual que haya algún hijo de satanás desconsiderado que se levante pronto y haga mogollón de ruido, en vez de dejarse las cosas preparadas como hace la todo el mundo. Si ya es duro de por sí el camino, si encima no descansas…

Los primeros días avanzamos más lentos de lo que teníamos pensado. El calor tan excesivo nos hizo mella, era muy cansado pedalear y teníamos que parar a mediodía y continuar algo ya bien avanzada la tarde para recuperar un poco. Sudábamos mogollón, menos mal que llevamos el camelback y las sales (tuve que comprar más en el decathlon de Logroño). Además el camino era a veces poco apto para la bici con alforjas y en muchos tramos empujamos la bici. En algunos momentos rodeamos por la carretera para evitar tramos conflictivos, por ejemplo por ser estrechos y no andar todo el rato molestando a peregrinos a pie. No obstante también fueron los más paisajes más bonitos, en especial la selva de Irati.

Una vez llegados a Burgos (que catedral más espectacular), confiábamos en recuperar un poco en las grandes llanuras de Castilla, pero que ilusos… Estuvo haciendo un sol infernal hasta que empezó el viento y más tarde la lluvia que nos recibió en Carrión de los Condes. Lo bueno de esa etapa fue encontranos a Biu y Juanma, unos viejos amigos de Torremocha. El mundo es un pañuelo jeje. A partir de aquí ya todas las tardes tendrían algo de lluvia, y tras una muy mala noche en un albergue antes de Leon empezamos a dormir la mayoría de los días en Hostal. Estas etapas en los campos de Castilla se hacen especialmente pesadas para la gente que va a pie, con muchas distancias entre pueblos y poco que ver, por lo que son muchos los que optan por coger un bus entre Burgos y Leon y ahorrarse este tramo.

Después entramos en el Bierzo y recuperamos las montañas y los bellos paisajes. Al mal tiempo se une la alergia (primavera más lluvia…), haciendo que la subida a la cruz de hierro se vuelva especialmente pesada. Sin embargo el día después subimos O´cebreiro con mejores condiciones e hicimos más de 70 kms, pero finalmente nos mojamos bajando del alto del poio: bienvenidos a Galicia, la parte final del camino. Sube-baja-sube-baja, pequeñas aldeas, caminos cubiertos por la vegetación, lluvia, barro, piedras, raíces, vacas, comer mucho y bien… El llevar las 2 alforjas desde Burgos me empezó a pasar factura y llegué cansado a esta parte. Se me cargaban los cuadriceps y subía con poca alegría las cuestas. Finalmente, después de una intensa mañana de bici desde Melide bajo negros nubarrones, llegamos a Santiago totalmente calados, ¡por fin!.

Apenas hicimos un poco de turismo, estábamos tan cansados que nos pasamos el casi todo el día en el hostal. Al día siguiente por la mañana alquilamos un coche en el aeropuerto y rumbo a casa. Menuda diferencia con el viaje en autobús, así da gusto. Con tanas dificultades se nos echó un poco el tiempo encima (no teníamos más vacaciones), pero finalmente lo conseguimos y vaya si mereció la pena.

Y ahora os dejo con Sandra Nasic poniendo sentimiento a nuestro viaje,
¡Hasta pronto!