¡¡Tarzan Swing!!
¡Hola muchachada!
Aquí actualizando el blog a todas horas jejeje. Ahora toca el salto al vacío. ¡Adrenalina a tope! Costa rica, paraíso de la biodiversidad, selva, volcanes, playas caribeñas, bosque nuboso, en definitiva un destino genial (si no se sudase tanto y el agua del mar estuviese un poco más fresquita sería perfecto). Costa rica también es famoso por su turismo de aventura: surf, rafting, tirolina… y lo que más nos interesa, el “tarzan swing” un tipo de salto al vacío.
En este tipo de salto tienes un arnés puesto que está sujeto a un punto elevado unos metros delante tuya, no en tu perpendicular, de tal manera que al saltar, tu cuerpo de alguna manera realiza un efecto pendular, ligeramente parecido al salto de Tarzán. Digo “ligeramente” por que Tarzán no saltaba al vacío, que es la parte más emocionante. Esos primeros segundos desde que abandonas la plataforma y estás en caída libre, hasta que por fin la cuerda coge tensión, son un subidón acojonante de adrenalina, y se te hacen eternos.
En nuestro caso estuvimos 2 días en Monteverde, la región del bosque nuboso. En el primero hicimos tirolinas (o canopy como le dicen ellos), y un pequeño “tarzan swing” de 15-20 metros. Era nuestra primera vez para las dos cosas, y la verdad es que me gustó mucho. El “tarzan swing” a pesar de no ser muy alto ya impresiona, y hubo gente que no se tiró:
El siguiente día hicimos turismo de naturaleza muy chulo por el bosque nuboso. Contratamos un guía (Danilo, totalmente recomendable) y además de aprender mucho vimos (bueno lo veía él primero jeje) muchos animales curiosos: tucán, tarántula, colibrí, incluso tuvimos la suerte de ver un quetzal, el pájaro sagrado de los mayas. Después hicimos nuevamente tirolinas y “tarzan swing”, pero más grandes. En este caso una de las tirolinas tenía una milla y se recorría colgado a lo “supermán”, con un arnés supletorio en la espalda. Impresiona quedarte colgado antes de que te suelten, pero luego se disfruta aún más que haciendo la tirolina sólo con el arnés.
Para rematar la actividad, lo último que hacías (o podías hacer por que mucha gente no se atrevió) era otro “tarzan swing”, pero este ya de 50 metros. ¡Que pequeñas se ven las personas desde esa altura! Cuando estás ahí tu mente está todo el rato martilleándote para que no se te ocurra tirarte, y cuando lo haces tienes la sensación de estar prácticamente suicidándote. Los instantes que pasan mientras estás en caída libre hasta que la cuerda por fin se tensa y empiezas a balancear han sido probablemente los más intensos de mi vida. Más de uno se asomaba cuando le estaban poniendo el arnés y se daba la vuelta. Pongo un par de vídeos de gente tirándose (que pena no haber tenido la gopro entonces):